Los indígenas proceden de los albergues temporales ubicados en la Florida y la Rioja en Bogotá en donde permanecían desde hace varios meses. Son en total 217 personas, entre niños y adultos, las que retornaron de la mano de la Unidad para las Víctimas y de la Alcaldía de Bogotá a sus territorios ancestrales.
Tras confirmar con las autoridades indígenas y las autoridades locales que las condiciones de seguridad en el territorio risaraldense están garantizadas, 66 núcleos de familias indígenas otorgaron el aval para su regreso al territorio.
Los emberas proceden de los albergues temporales ubicados en la Florida y la Rioja en la capital del país donde permanecían desde hace varios meses. Niños y adultos, las que retornaron apoyados por la Unidad para las Víctimas.
Gitó Dokabú, Alto Andágueda, La Furia, Kanchidó, fueron algunas de las poblaciones originarias de estos grupos familiares emberá que permanecieron en Bogotá, varios durante casi un año.
Este es el cuarto proceso de retorno que llevan a cabo la Unidad y demás entidades del orden nacional y territorial, en seis meses, tratando de mitigar el sufrimiento de estas familias que en muchas ocasiones afrontan difíciles condiciones alimenticias y problemas de salubridad en las grandes ciudades.
“Hemos logrado retornar a más de 2.000 indígenas a sus territorios ancestrales desde el mes de diciembre. La Unidad, cumpliendo los compromisos, entregó ayudas humanitarias, kits de alimentos, hábitat, dinero para sostenibilidad y transporte en mulas para los enseres, con el objetivo de brindar mejores condiciones de vida a la población en su entorno original”, dijo Jhonatan Forero, coordinador de retornos y reubicaciones de la entidad.
Las familias estuvieron acompañadas de funcionarios de las alcaldías de Bogotá y Pueblo Rico y de la Policía Nacional, el SENA, el ICBF y servicio médico. Viajaron durante más de doce horas desde la capital del país hasta el sitio de desembarque en el instituto Intercultural Dokabú, en donde recibieron sus enseres y ayudas para emprender camino hacia sus resguardos.
Toldillos, cobijas, juego de cama, colchonetas, tejas de zinc, machetes, puntillas, recatones, azadones, amarras y mercado para por lo menos un mes, además de dinero en efectivo, fueron algunos de los elementos recibidos por las familias retornadas al territorio.
“Estamos muy contentos y agradecidos de tener nuevamente las familias en sus resguardos, esto es un acuerdo entre las comunidades y las instituciones en especial la Unidad para las Víctimas, esperamos que las familias permanezcan en el territorio y que nos apoyen con proyectos para seguir viviendo en paz y de los cultivos, que es lo que sabemos hacer”, acotó Julio Alberto Nayazá, gobernador del resguardo Unificado.
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