Los 14 Municipios del departamento cuentan con los planes de gestión del riesgo debidamente actualizados
Teniendo en cuenta las diferentes situaciones de riesgo que se han presentado en el departamento y los reportes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios en donde se evidencia la instalación persistente de una nube sobre la zona andina, lo cual prevé una temporada de lluvia.
La CARDER, en el marco de su plan de acción 2020-2023 “Risaralda Sostenible y Resiliente, Compromiso de Todos” identifica las principales herramientas e instrumentos con los que cuenta el departamento para la gestión del riesgo.
A la fecha, se evidencia que los catorce municipios de Risaralda cuentan con sus Planes Municipales de Gestión de Riesgo de Desastres (PMGRD) debidamente actualizados y trece de los catorce han hecho lo propio con la formulación o actualización de las Estrategias Municipales de Respuesta a Emergencias (EMRE), que son los dos instrumentos más importantes para la gestión del riesgo en el territorio.
El director general de la CARDER, Julio César Gómez Salazar, cuenta que, por parte de la corporación se ha hecho y se seguirá haciendo el acompañamiento y asistencia técnica a las diferentes entidades: “ La CARDER ha realizado y seguirá realizando el debido acompañamiento a las secretarías de planeación, los consejos municipales de gestión del riesgo, para orientar la formulación, actualización e implementación de dichos instrumentos, de conformidad con los lineamientos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, esto con el objetivo de salvaguardar la vida de los risaraldenses”.
Durante los últimos años, dicha labor también se ha desarrollado de manera conjunta y articulada con la Coordinación Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres y la Secretaría de Planeación Departamental, destacándose el acompañamiento realizado a los municipios de Apia, Balboa, Belén de Umbría, Guática, La Virginia, La Celia, Marsella, Mistrató, Pueblo Rico, Quinchía, Santa Rosa de Cabal y Santuario; además de la formulación de la hoja de ruta para la incorporación de la variabilidad y el cambio climático en los planes municipales de gestión del riesgo de desastres.