Censos, estudios poblacionales y el establecimiento de guardacóndores comunitarios en el Páramo Almorzadero son algunas de las acciones de conservación en territorio.
Los cóndores cumplen un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas. Por ejemplo, reducen el riesgo de enfermedades por descomposición a otros animales.
En el Día Nacional del Cóndor, que se celebra hoy 7 de agosto, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Instituto Alexander von Humboldt suscribieron un convenio para evaluar el estado actual de conservación de esta especie en Colombia.
El convenio se ejecutará en los departamentos de Santander, Norte de Santander y en el Parque Nacional Natural Los Nevados, y tendrá una duración de cinco meses. Entre las acciones que se desarrollarán está la toma de muestras genéticas no invasivas (plumas) de cóndores andinos, las cuales serán recolectadas en campo, lo que permitirá iniciar una ruta hacia la conservación de la especie.
“Sin duda, el cóndor es nuestra ave insignia y por ello enfocamos nuestras acciones en su conservación. Con la puesta en marcha de este convenio, que contará con el Instituto Alexander von Humboldt, nuestro brazo científico, ratificamos el compromiso de velar por cada una de las 63 mil especies que habitan nuestro territorio. Invitamos a todos los colombianos a convertirse en guardianes de esta especie, emblema de libertad de nuestro país”, señaló el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa.
Debido a diversas amenazas asociadas a la actividad humana, como el envenenamiento de carroñas, la cacería, la disminución de sus presas silvestres (venados, grandes y medianos mamíferos del páramo), el choque con cuerdas de energía y la pérdida de hábitat, hoy esta especie se encuentra en riesgo de extinción en Colombia.
Por ello, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible diseñó el Programa Nacional de Conservación del Cóndor de los Andes, que busca, entre otras cosas, repoblar las montañas de Colombia y trabajar en articulación con el Sistema Nacional Ambiental (SINA) en la recolección de información sobre la especie.
Ejemplo de ello es la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS), que desde 2015, y en el marco de un convenio con la Fundación Neotropical, adelanta acciones de conservación, censado y estudios poblacionales, así como el establecimiento de guardacóndores comunitarios en el Páramo Almorzadero.
Actividades de sensibilización, educación y asesoría a familias campesinas del Cerrito (Santander) en relación con procesos productivos alternativos y amigables con el ecosistema del páramo, su flora y fauna, también hacen parte de esta apuesta de conservación del cóndor andino.
Importancia de la especie
El cóndor es de gran relevancia cultural para los pueblos andinos, ya que hace parte de la cosmovisión de diversas etnias en Suramérica; aparece en leyendas, artesanías, caricaturas, canciones y en los escudos de armas de Colombia, Ecuador, Bolivia y Chile.
Los cóndores y los buitres son especies carroñeras que cumplen un papel fundamental en el equilibrio de nuestros ecosistemas; al consumir un cadáver aceleran el proceso de retorno de nutrientes al ecosistema y reducen el riesgo de enfermedades por descomposición a otros animales, incluyendo el ganado.
En Colombia, el cóndor se encuentra principalmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, en la Serranía del Perijá, en el norte de la Cordillera Oriental, en los alrededores de Los Nevados y en la frontera con Ecuador.
Más sobre la especie:
El cóndor andino hace parte de la familia Cathartidae, que proviene de la raíz kathartes (el que limpia), debido a sus hábitos carroñeros al igual que los gallinazos.
Es el ave voladora más grande del mundo. Con sus alas desplegadas llega a los 3,4 m y su longitud de pico a cola es de 1,6 m. Se distribuye en las cimas de los Andes, desde Venezuela hasta Chile y Argentina, de los 3200 hasta los 5000 m.s.n.m.
Sus alas son largas y anchas, curvadas hacia arriba, lo cual les permite a estas aves planear por largo tiempo en las corrientes ascendentes de aire caliente con un mínimo gasto energético, y desplazarse más de 300 km al día con el fin de encontrar fuentes de alimento y lugares propicios para anidar y descansar.
Es una especie con muy bajas tasas reproductivas, pues alcanza su edad reproductiva después de los ocho años; ponen un solo huevo cada dos años y los polluelos permanecen por más de un año en el nido.
Padre y madre se encargan del cuidado parental tomando turnos a diario para empollar el huevo y alimentar el polluelo; el cuidado de este puede extenderse por más de un año.
Los cóndores tienen una sola pareja de por vida, salvo si alguno de los individuos muere, caso en el que es posible que busquen una nueva pareja.
No construyen nidos, escogen repisas en riscos altos y de pendiente pronunciada para anidar sobre el suelo o en cuevas poco profundas.
Algunas características:
Los adultos son de color negro, con plumas blancas en la parte dorsal de las alas. Presentan un collar de plumón blanco y su cabeza y cuello no poseen plumas, como una adaptación a sus hábitos carroñeros.
Su piel es suave y tiene pliegues de color rojizo a purpura.
Los machos son más grandes que las hembras, tienen ojos cafés y presentan una cresta carnosa que se encuentra sobre la cabeza y el pico. Las hembras carecen de cresta y el iris de sus ojos es rojizo.
Los jóvenes tienen plumas cafés y su collar es de color gris o marrón, que se confunde con su cuello.
Sus patas no poseen garras, su pico es recto y se va curvando de la base hacia abajo, como una adaptación para desgarrar la carroña.
Come hasta 2,5 kg de comida y acumula reservas de grasa que le permiten sobrevivir sin alimentarse durante varias semanas.
(Con información de la Fundación Neotropical)
Fuente Minambiente