Mi admiración por los jugadores, mis respetos a la prensa deportiva.
Por: Osvaldo Parra Ponce – Director Editorial
Tuvieron que pasar 78 años de historia, toda la vida del Deportivo Pereira, para que el equipo de la capital de Risaralda tuviera la dicha de alzar una copa y ponerle a su escudo una estrella de campeón del fútbol profesional colombiano.
Fueron casi ocho décadas las que la sufrida hinchada del equipo Matecaña tuvo que esperar, para por fin celebrar la dicha de tener el equipo de casa como el campeón, como indiscutiblemente, el mejor del torneo colombiano.
Fueron 78 años de espera, con más angustias que alegrías, porque el Depor descendió dos veces a la segunda división del fútbol nacional, y como el ave Fenix, dos veces logró salir de entre las llamas y llegar nuevamente a primera; angustias porque los resultados no llegaban y, por el contrario, los fracasos eran consecutivos; angustias porque por cuenta de esa dirigencia de a peso que ha tenido el manejo del conjunto, los temas económicos no fluían y los enredos jurídicos, que aún siguen, no lo dejaban evolucionar.
Pero pese a todo ello, y a muchas otras cositas que ocurren al interior del equipo, su hinchada, siempre sufrida, pero fiel a más no poder, enamorada de su equipo, a pesar de los resultados nunca dejó de estar en la tribuna, cantando y alentando a los rojiamarillos.
El 7 de diciembre de 2022 pasará a la historia de la ciudad, como el día en que el equipo, contra todo pronóstico, sin ningún favoritismo, con un grupo criollo de jugadores cuya nómina estaba lejos de las rimbombantes y costosas de los equipos de siempre, sacó a relucir la garra, la casta, el hambre de estrella, el amor por la camiseta y el sentido de pertenencia por la ciudad que los acogió, dándole a Pereira y a Risaralda la enorme felicidad del campeonato.
Se trata de un sueño cumplido que llegó por partida doble, por una parte, la alegría desbordada de la estrella alcanzada, y por la otra, la presencia del Deportivo Pereira en un torneo internacional, nada más y nada menos que la Copa Libertadores de América.
El profe Restrepo y su combo, el gran Chipi Chipi, Leo el goleador, Jhony el capitán, Medina, Zuluaga, Ramírez, Berrío y todos los demás que estuvieron en la cancha o fuera de ella, se inmortalizarán cómo los héroes que le dieron a la hinchada la mayor alegría en sus 78 años de historia.
El Pereira se convirtió en el décimo quinto equipo en ponerle una estrella a su escudo, un sueño de ciudad que por fin se hizo realidad, y que al margen de la inmensa satisfacción que hoy sienten los pereiranos, representa un gran reto para la temporada 2023 que se avecina, llena de nuevos e inmensos desafíos.
El triunfo del Pereira, también es un premio a la prensa deportiva de nuestra ciudad, esa que de generación en generación siempre ha creído en el equipo, siempre ha estado ahí siguiendo en las buenas y en las malas a sus jugadores, con narraciones que nos han llenado de emoción, con comentarios elogiosos cuando había que hacerlo y también críticos cuando se fallaba en la cancha.
Jorge Eduardo “Don George”, el profe Huber, Marino, el viejo Niche, Tato, Luis Alfredo, Huguito, Covelly, Carvajal, Dieguillo Salazar, Arpidio, Guapacha, Mao Trujillo, Rubencho, Riaño, Orlando, Beto Franco, los Gómez (Danilo y Mauricio), Edwin, Pulgarín, Oyuela NY; Pedro León, Alberto Duque y Pacho desde el cielo; las nuevas generaciones como el flaquito Juan Camilo, las María Camila (Masso y Delgado), Julián Andrés, mi amigo el che Matías y muchos otros que se me escapan del listado y me disculpan, para todos ustedes mi respeto, este triunfo también es de ustedes, la constancia y el profesionalismos que los ha caracterizado hizo brillar en esta navidad la estrella que siempre reclamaron del equipo.
¡Pereira Campeón de Colombia, gracias a Dios, un sueño hecho realidad!






