Proyecto de vida

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Por: Gustavo Adolfo Guacaneme González

En muchas ocasiones nos asaltan una gran cantidad de dudas e incertidumbres acerca de lo que nos depara el futuro, el cual es bien incierto y adicionalmente nos genera una serie de temores por todos los sucesos que están aconteciendo en el mundo actual a todo nivel y es allí donde surge una gran pregunta ¿Qué hacer?

Algo que debemos tener muy en claro es saber cuál es nuestro norte para entender hacia dónde vamos, y para ello, es importante trazar una carta de navegación, que por así decirlo, se llama proyecto de vida.

Lo primero que debemos dejar en claro y siendo muy realistas, lo único que cuenta es el presente, el hoy, el aquí y el ahora, pues es el que vivimos día tras día y, verdad sea dicha, nos acostamos todos los días pero no sabemos si nos vamos a levantar a la mañana siguiente, de allí que cada día hay que vivirlo no solo como si fuera el último sino como si fuera único.

Para muchas personas la prioridad en su proyecto de vida es tener económicamente un futuro asegurado que les permita cubrir sus necesidades básicas y la de los suyos y disfrutar de otros placeres, pero si bien esto en parte es cierto, por encima de ello existen otras prioridades más importantes que el dinero, pues este se puede tener hoy y mañana no. 

Hay algo mucho más importante que el ser humano debe tener siempre en cuenta y que vale más que cualquier tesoro y es la paz interior, la cual le genera una gran tranquilidad y armonía no solo con el mismo sino con sus semejantes y con el universo y lograrla no es tan difícil como en muchas ocasiones se quiere hacer ver.

El primer paso, considero que es el de aceptarnos a nosotros mismos como somos, seres humanos, con fallas, errores e imperfecciones, las cuales se pueden mejorar y corregir.

El segundo paso es el amor en nuestros sentimientos. Este se puede expresar de muchas formas y es un ingrediente que la vida nos brinda y por el cual no nos cobran, y cada uno de nosotros lo tenemos en mayor o menor cantidad, pero lamentablemente no lo manifestamos lo suficiente, y lo peor, no lo ponemos en práctica.

El tercer paso debería ser la justicia en nuestros actos y con los de los demás, ya que somos grandes jueces de lo bueno o de lo malo pero no vemos con esa misma igualdad nuestros propios logros y errores.

El cuarto paso sería el tacto y la sensibilidad en nuestras relaciones, algo que desafortunadamente se ha ido perdiendo y crea un estado de distanciamiento y de rencor de unos con otros, no olvidemos que debemos tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran.

El quinto paso será la humildad, pero una humildad real, de corazón, no enmascarada de una falsa modestia que solo sirve para ser mostrada ante los demás y para que todos alrededor lo consideren una buena persona cuando no lo es.

No podemos olvidar la importancia de la disciplina y la perseverancia en cualquier empresa que iniciemos, ya que allí dependerá en gran parte el proyecto de vida que hemos trazado en nuestra mente y en nuestro corazón, para ser llevado a cabo.

Considero que la lista  de pasos que se deben seguir puede resultar bastante numerosa y solo cada uno de  nosotros conoce lo que realmente sabe que debemos adicionar o quitar a la vida.

Lo más importante es que todos estos pasos, para la realización de nuestro  proyecto de vida, deberían tener un común denominador como una fuerza superior o universal que le pueda dar coherencia a todas estas expresiones de afectividad como la fé, la esperanza, el amor y muchas otras virtudes para seguir adelante en este camino que se llama vida.

Lo más importante es tener certeza en la consecución de nuestros ideales y dar por sentado y como hecho realizado nuestro proyecto de vida.

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